17 mayo 2015
Durante los días 16 y 17 de mayo he asistido al Congreso Nacional de Coaching y Liderazgo, el cual en esta edición se ha centrado en el Coaching Educativo. La sensación que me llevo es la de sentirme afortunada por el gran mundo de posibilidades que los profesores tenemos ante nosotros para realizar la tarea más importante de todas: acompañar al alumno en su crecimiento personal.
He asistido como profesora, pero es lógico que muchas cosas me las he mirado desde el punto de vista de madre, sobretodo aquellos temas relacionados con el coaching para adolescentes y familias. Y hay dos conceptos que me han impactado y que quiero compartir, por si a alguien le pueden servir de ayuda.
El primero de ellos es LA MIRADA, el mayor regalo que les podemos hacer a nuestros hijos. Y nos han puesto un ejemplo que a mi me ha resultado muy revelador: el proceso de aprender a andar por parte de nuestros hijos. Cuando un niño/a empieza a andar, ya sabemos lo que pasa, pues que se cae mil veces y nuestra reacción siempre es la misma: darle la mano y animarle a seguir intentándolo, con palabras llenas de cariño; nunca le regañamos o contestamos con tono agresivo cuando se cae, ¡ni se nos pasa por la cabeza! Y lo que es más importante: no estamos preocupados, porqué sabemos que al final lo conseguirá. Y seguramente es nuestra fe ciega y confianza en que lo conseguirá, lo que le anima a seguir intentándolo e intentándolo hasta que lo consigue. Es la mirada que le regalamos durante el proceso, la que le anima a seguir sin caer en el desánimo. Porqué nuestra mirada es el espejo en el cual se ve reflejado nuestro hijo/a, y en este caso nuestro espejo le devuelve confianza, ¡que es lo que él siente en su interior para seguir intentándolo!
En la etapa adolescente, nuestros hijos pierden los referentes que tenían, porqué incluso su cuerpo cambia. Nuestra mirada es un espejo en el cual se reflejan. Si nuestra mirada es de confianza en que tendrán éxito en lo que se propongan, y les damos la mano para que sigan intentándolo, ellos sienten esta confianza, la cual además actúa como un faro. Sólo nosotros, los padres, podemos hacerles este regalo. Nadie más.
El otro concepto es el de reaccionar con nuestros hijos siempre desde el YO. Es lo mágico y práctico del coaching, que se centra en lo que depende de ti. Bien, lo que propongo es que cuando hay algún conflicto, procuremos respetar y valorar la diversidad en nuestros hijos/as puesto que no son como nosotros, e intentemos reaccionar desde el yo, pensando: ¿Qué tipo de madre/padre quiero ser yo? ¿Cómo quiero que mis hijos/as me vean? ¿Cómo quiero que me recuerden? Y reaccionar en consecuencia. Es impresionante el cambio que supone en las relaciones y en uno mismo actuar desde esta perspectiva, porqué el foco deja de estar en cómo son los demás para centrarse en ¡cómo quieres ser tú!
Esta reflexión desde el punto de vista de padre/madre, también se puede extrapolar a la de profesor/a, pero evidentemente a otro nivel.
El congreso ha sido muy completo pero estos dos conceptos me los llevo integrados conmigo para intentar aplicarlos en el día a día en mi trato con adolescentes tanto en casa como en el trabajo.
Dos de les fortalezas o valores que incluyen las CoachingAgenda son la percepción y la atención activa; tenerlas presentes nos ayudará a movernos en la línea de lo que sugiere este post.
Mireia Seró
Creadora de CoachingAgenda
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Etiquetas: adolescentes
esta bastante bien qisiera ponerlo en mi blog te lo doy si me das permiso
http://adolesjunytex.blogspot.com.es/
Por supuesto que te doy permiso. De eso se trata, de aportar ideas que nos puedan ayudar los unos a los otros!